La pregunta ya ha sido respondida, esto es, porque las personas son mucho más valiosas que cualquier oferta, servicio o producto.

Vivimos en la nueva Sociedad de la Información, sin darnos cuenta de que lo más preciado ya no es el oro o el petróleo sino LA INFORMACIÓN y, concretamente, la información de las personas.

Lo podemos comprobar en cualquier aspecto de nuestras vidas, como las aplicaciones médicas que basan la predicción de un diagnóstico en la información que extraen de los usuarios; o las aseguradoras, que diseñan sus planes en base al comportamiento de sus asegurados; o cualquier producto que se quiera comercializar, que se diseña especialmente en base a los gustos de sus consumidores.

Es por ello por lo que debemos ser conscientes que nada es gratis y, si un servicio nos lo ofrecen gratuitamente, es que el producto somos nosotros

Ante esta situación, la Unión Europea con el nuevo Reglamento General de Protección de Datos ha dado un valiente paso, con el objetivo de proteger al ciudadano más informado, más cuidado y más empoderado del mundo, el ciudadano europeo.

Este Reglamento viene a proteger a las personas y más concretamente a uno de nuestros Derechos Fundamentales, nuestra información personal. Y, para seguir siendo los ciudadanos más privilegiados del mundo, necesitamos exigir a nuestras instituciones y a nuestras empresas que nos cuiden y que respeten uno de los valores más preciados.

Efectivamente, ya sabemos que este es el valor más preciado para las empresas, pues solo hay que ver cuáles son las compañías más poderosas y cuál es su principal activo, la información. Ahora, queda que nosotros tomemos conciencia también de nuestro valor más preciado y que nos cuidemos, seleccionando y contando sólo con aquellos que estén preparados para cuidar de este valor, sólo con aquellos que nos informen, que nos pidan permiso, que respeten nuestras decisiones, que formen y conciencien a las personas que vayan a cuidar de nuestros datos y que tomen las medidas precisas para cuidar del valor más preciado para todos.

David Muñoz de los Reyes